Son tres casas y tres el número que comparten, duplicado y triplicado.
En las fachadas apreciamos los elementos verticales, típicos del art decó, que realzan el sentido ascendente de los edificios. Los rascacielos eran entonces el ideal arquitectónico de la ciudad contemporánea, la máxima aspiración urbana en una época de esplendor metropolitano.
Nueva York sobre todo, y en menor medida Chicago, se convirtieron entonces en referentes obligados para los arquitectos.
En los números 3 y 3 duplicado encontramos la misma solución decorativa para la fachada: una serie de bandas verticales que también se repiten entre ventana y ventana. Es en el 3 triplicado donde esto varía, prefiriendo un largo paño, también vertical, de motivos esgrafiados.
Como puede leerse en la placa sobre uno de los portales (v. foto arriba), su construcción se acogió a los beneficios de la Ley del Paro de 1935, por lo que se infiere que fueron levantadas ese año.
No son los únicos edificios del barrio acogidos a esa ley, también conocida como Ley de Previsión contra el Paro o "Ley Salmón" (por el apellido del ministro que la promulgó, Federico Salmón).
Esta ley se proponía luchar contra el paro obrero fomentando la edificación de viviendas baratas para los trabajadores, garantizando ventajas fiscales a los empresarios de la construcción. Como consecuencia, el centro histórico y los ensanches de las ciudades españolas se rellenaron de casas populares.
De este modo se promovían también los barrios interclasistas, en los que convivieran médicos y abogados con obreros y artesanos, algo que no dejaba de ser muy madrileño, al menos hasta la aparición de barrios más selectos como el de Salamanca o Almagro.
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