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jueves, 18 de enero de 2018

Capilla de la facultad de filosofía y letras


La capilla fue una adición de posguerra, al reconstruirse el edificio bajo las órdenes del mismo arquitecto, Agustín Aguirre.
No constaba en los planos originales: el espacio que hoy ocupa -más una sacristía- estaban destinados en los años 30 a sala de exposiciones.

La facultad, junto con una primera fase de la Ciudad Universitaria, se reinauguró el 12 de octubre de 1943, presidiendo Franco la ceremonia solemne en su salón de actos.
En la España de la posguerra sobraba la fe y faltaba el dinero: por eso, en vez de reponer el modernísimo ascensor con que se inauguró el edificio, se optó por ocupar su hueco con un altar de campaña, oculto hoy tras unas puertas en el vestíbulo.
Curiosamente, y por esos sarcasmos de la vida, el modelo de ascensor se llamaba Paternoster.

sábado, 13 de enero de 2018

Mercado de Tirso de Molina



















Dirección: Entre las calles de Doña Urraca y Doña Berenguela.
Año: 1932 

El arquitecto de este mercado no fue Luis Bellido -como afirma el artículo enlazado- sino el mallorquín Francisco Roca Simó, autor también del mausoleo de Pi y Margall en el Cementerio Civil.
Roca fue compañero de estudios y amigo de arquitectos como Teodoro Anasagasti, Modesto López Otero, Antonio Palacios, Antonio Flórez o Aníbal González, entre otros de la misma generación.

En su isla natal construyó algunos de los edificios más representativos del art nouveau y el art decó. También dejó obras en muchos otros lugares: Buenos Aires y Rosario en Argentina, en Barcelona, Sevilla, Soria, Ibiza o Almería.
La obra de este arquitecto también se ha visto envuelta en la polémica con motivo de la Ley de Memoria Histórica: en 1947 diseñó un monolito en Palma dedicado a las víctimas del crucero Baleares.
Desprovisto de toda simbología e inscripciones franquistas, hoy permanece en pie como tótem pelado que estuvo a punto de derribarse en 2016. Su demolición, muy contestada, se paralizó en el último momento, iniciándose expediente de catalogación.

Simó dejó en Madrid también obras en estilo ecléctico (como los edificios de viviendas en la calle Valenzuela 6 o Jorge Juan, 70) y una muestra soberbia de racionalismo residencial en Velázquez, 70.

Como curiosidad, al ser construido por el ayuntamiento republicano, en los plafones de cerámica sobre las dos entradas principales del mercado (con la firma E.F.OCA) puede verse el escudo de Madrid con corona mural y no real.