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miércoles, 30 de enero de 2013

Esgrafiados


Conde de Peñalver, 30.


Cine Callao.


Calvo Asensio, 3.


Tutor, 3.


Conde de Peñalver, 32.


Almagro, 3.


Lombia, 8.


Centro de Salud Sandoval.


Don Ramón de la Cruz, 74.


Donoso Cortés, 20.

Teatro Pavón.

viernes, 11 de enero de 2013

Cine Callao


En la plaza del Callao, 3. 
Se trata de la primera obra importante que el arquitecto Luis Gutiérrez Soto realiza en Madrid a su regreso de un viaje por Europa, emancipado ya del estudio de Modesto López Otero, donde comenzó su carrera tras haber sido número uno de su promoción.

Durante su travesía por países como Francia, Alemania y Austria, Gutiérrez Soto quedó, según sus propias palabras, "profundamente impresionado de la nueva arquitectura... y con la exposición de artes decorativas de París", con lo que las soluciones formales decó aparecen inevitablemente en este primer proyecto suyo independiente y de envergadura.

El cine Callao se inauguró el 11 de diciembre de 1926 con película española, 'Luis Candelas, el bandido de Madrid'. En él se estrenó también en nuestro país la primera cinta sonora de la historia, 'El cantor de jazz', el 13 de junio de 1929.
La sala de cine se concibió a la americana, es decir, con visión plena y homogénea desde todas las butacas, sin palcos aristocráticos: la democracia americana llevada a la industria del entretenimiento.

Además de la sala principal, con 1.333 localidades, el edificio se planteó con cabaré o café cantante en el sótano, que en 1928 se transformaría en una espaciosa sala de billar.
La sala disponía de 32 mesas -algunas reservadas a profesionales- y de bar americano, donde un experto barman preparaba y servía cócteles a los clientes. La sala, que durante el asedio nacionalista a Madrid sirvió de comedor colectivo, perduraría hasta los 1970, en que fue convertida en la sala de fiestas y discoteca Xenon.


El torreón de la esquina no tenía más función que la de servir de reclamo luminoso del cine en las animadas noches de una avenida que exhibía orgullosa su ambiente cosmopolita de snack bars, grandes almacenes, cines majestuosos y rutilantes neones.
En una época subyugada por la electricidad, su potencia y sus efectos, no tardaría en incorporarse a la arquitectura como un elemento más, dinámico, de vanguardia, signo brillante de progreso, la nueva caligrafía nocturna de las ciudades bulliciosas y cosmopolitas.
La luz eléctrica aportaba un efecto radiante y futurista, por lo que resultaba ideal para adornar estos nuevos templos del espectáculo entonces más moderno: el cine.


Los esgrafiados de las fachadas, resaltados por un reborde y pintados en blanco sobre granate, se inspiran claramente en culturas ancestrales del Mediterráneo oriental, desde la cretense a -especialmente- la egipcia, entonces muy de moda gracias al descubrimiento por Howard Carter, en 1922, de la tumba intacta de Tutankamon.

Toda la decoración del edificio es también de Gutiérrez Soto. La exterior ha sido parcialmente mutilada, desapareciendo, por ejemplo, unas esculturas femeninas exentas de aire neoclásico que había en las fachadas. 
El interior, de aspecto lujoso, con profusión de dorados, sufrió una reforma en los años 1960 -realizada por el mismo arquitecto- que la depuró radicalmente.


El cine Callao cuenta con un pequeño edificio anexo en Jacometrezo, 1.
Destinado a oficinas, en él tuvo el arquitecto su primer estudio. Hoy se encuentra cerrado y con todo el aspecto de estar sin uso.
Pese a ello, pude colar la cámara por las rendijas de la puerta metálica de entrada y sacar un par de fotos del zaguán.



Como puede verse en las fotos, contiene molduras de la época y, sobre todo, un singular relieve de escayola con motivos naturalistas (una composición abigarrada de pájaros y flores) que todavía se conserva en una pared.



Y hablando de restos... El edificio contaba también con cine de verano en la azotea, que disponía de bar y 300 sillas de madera de color granate atornilladas al suelo. Se hizo muy popular durante la década de 1930 hasta ser clausurado con la guerra, después de la cual no volvió ya a utilizarse. 

Actualmente, y como puede verse en la fotografía de arriba (cortesía de M. R. Giménez), el cine está desmantelado y solo queda de él su pantalla de arquivoltas hexagonales.