Gracias a la tendencia aerodinámica del art decó y a la vertiente expresionista del racionalismo, Madrid abunda en esbeltos y airosos chaflanes de los años 20 y 30 como este.
Con su inconfundible silueta de proa redondeada con cornisas como alerones, parecen avanzar estáticamente en el escenario urbano, viento en popa a toda vela aun sin moverse un milímetro.
La magia espacial -y especial- de la arquitectura.
En su frívolo revival de culturas antiguas, el art decó recupera la típica ventana medieval almenada (v. arriba o en Rey Francisco 13).
Con su juego de líneas quebradas, por fuerza tenía que agradar a un estilo enamorado de lo geométrico.
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