












Este conjunto de vidrieras, como tantísimos otros en la capital de España, se debe al genio artesano de los vidrieros franceses Maumejean, establecidos en Madrid en 1898.
Su firma se distingue claramente en la última vidriera de esta serie que muestra, por lo demás, una solución típica del Art Decó: yuxtaponer temas naturalistas y atrevidos diseños abstractos.
Esta combinación se repite también en otras vidrieras ya vistas, como las de la entrada anterior (Marqués de Cubas 25) o las del interior del edificio en Plaza de las Cortes 5.
Son todos ellos edificios que forman una unidad estilística y que se deben al arquitecto vasco Luis Díaz Tolosana, autor asimismo del edificio neoegipcio en Gran Vía 52.
Construidos por encargo de la Editorial Católica, forman uno de los conjuntos más interesantes de Madrid por sus influencias formales del art decó más internacional.